“ El templo parroquial, suntuoso, fabricado en una altura y guarnecidos los contornos del atrio por un vallar o muro. Este edificio, reedificado en 1860, es de piedra silícea y ladrillo.
En uno de sus ángulos se levanta su alta y cuadrada torre, con cúspide cónica, su cruz, su correspondiente veleta y sus resonantes campanas, que llamaban a las fiestas, que doblan por los muertos, y vibran melancólicos los himnos de la gloria. También tiene reloj con timbre y pararrayos. Un largo porche techado y sostenido por postes o columnas de granito da sombra al sacro pórtico. Interiormente una espaciosa nave compone el extenso recinto del santuario consagrado a Nuestra Señora de la Asunción, cuya devota imagen se ostenta en el nicho del centro del labrado retablo del altar mayor. (…)
A demás de la venerada imagen existen otros altares, sobre los que descuellan esculturas y cuadros de vírgenes y santos que decoran los muros blanqueados del santuario siendo muy notable por su mérito artístico la antigua imagen de la virgen de Guadalupe, patrona de la provincia de Cáceres as{i como de Méjico, regalada a la iglesia por un rico y ferviente americano. (…)
( Biblioteca de la provincia de Madrid, crónica general de sus pueblos. Don ACACIO CACERES Y PRAT. 1891)
“Pero sin duda, lo más valioso de esta iglesia primitiva era su retablo mayor. Constaba de tres cuerpos, cinco calles y un ático coronado con un rico remate. En las calles laterales había imágenes de Apóstoles; en las siguientes, tablas pintadas y en la central, más ancha que el resto empezando por la parte inferior, estaba el Sagrario. Encima el expositor, con una imagen pequeña representando la Virtud Teologal de la Fe, con ángeles que la rodeaban y que mantenían una vela. Por encima de este conjunto un hueco, donde estaba la Virgen de la Asunción, patrona de la Iglesia. Encima de esta imagen una composición representando la Salutación de Nuestra Señora y coronando el retablo un Calvario con un Cristo Crucificado, la Virgen y San Juan. Las tablas pintadas por Diego de Urbina eran seis y sus temas: “El abrazo en la puerta Dorada”, “Nacimiento de la virgen”, “ El portal de Belén”, “ La Adoración de los Reyes”, “ Ecce Homo” y “Camino del Calvario”.
Sánchez Cantón vino a verlo en el año 1914 y lo describió como “ de agradable aspecto, de estilo italianizante, con buenos dibujos y modelos. El colorido según sus palabras estaba a buena altura, sobre todos sus colegas de El Escorial, predominaban los verdes y el azul de ultramar- que utilizaban mucho los pintores de la Corte- formando un conjunto importante de obras”
(…) El retablo mayor fue contratado por el clérigo de la Parroquia, Pedro Jordán y su mayordomo Pedro del Prado, el 17 de Mayo de 1564 al escultor Francisco Giralte y al pintor Diego de Urbina (…) Ambos artistas se comprometieron a terminar la obra en cuatro años, sin embargo diez años más tarde esta obra aún no había empezado. Diego de Urbina demandado por el alcalde del pueblo, Antonio Lora, tiene que volver a firmar otro documento comprometiéndose de nuevo a terminarlo en el plazo de otros cuatro años.(…) Parece que cuando se realiza este nuevo contrato, Giralte ya había muerto y se comprometió el hijo de éste- Francisco- a terminar la obra. En 1590 el pintor había terminado la pintura y el cuerpo principal, pero la escultura estaba aún por finalizar y Diego de Urbina contrató a Antón de Morales para que la terminara….”
Esperanza Morón García. “ Pozuelo de Alarcón. Su Historia. Desde la prehistoria al siglo XVII” , 1998. Editado por el Patronato municipal de Cultural del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón.