Al fin llegó el momento. Hemos conseguido rendir un homenaje a las lavanderas de Pozuelo y poner el punto de mira en la recuperación de la fuente y el lavadero de la Poza. La escultura es de el artista Ángel Florez-Estrada y plasma a la perfección la dureza de ese trabajo ingrato de lavar la ropa. Estamos desde la Asociación muy orgullosos de haber dado a Pozuelo un monumento digno que perdurará por siempre.
Discurso de inauguración monumento a las lavanderas de Pozuelo.
Hemos conseguido rendir un homenaje a las lavanderas de Pozuelo y poner el punto de mira en la recuperación de la fuente y el lavadero de la Poza 30 Septiembre 2014
Bienvenidos a este acto inaugural del monumento a las lavanderas. Queridos vecinos y socios de la asociación Cultural la Poza, excelentísima alcaldesa doña Paloma Adrados, concejales y representantes municipales, miembros de otras asociaciones de Pozuelo…
Es un honor en este día, estar aquí y escuchar….Digo bien, escuchar, pues puedo HOY en mi imaginación oír los mismos sonidos que oyeron mis antepasados.
Al pie de esta preciosa escultura de una lavandera, hoy yo, escucho agua. Me pregunto si pueden ustedes escucharla.
Mana este agua con misterio de las entrañas de la tierra y fluye a mi lado hasta rebosar en este lavadero. Brota por los cuatro caños y llena los cántaros de barro que acarrean las monterías. La gente va y viene, niños, mujeres, curtidores, hortelanos, viejos y jóvenes se reúnen cada día en este lugar donde el agua lo es todo. Aquí se charla y se ríe, como siempre se hizo. Pueden verlo y escucharlo. También hoy, cuando cierro los ojos, oigo el batir de las telas, de las ropas mojadas que sobre el granito lavan las lavanderas.
Oigo sus voces, escucho el aliento entrecortado por el esfuerzo, huelo el jabón que perfuma el agua y siento el frío de sus manos.
Hace algunos años, cuando surgió la idea de encargar la realización de una escultura en honor de las lavanderas de Pozuelo, todos visualizamos este lugar. Cuando visitamos por primera vez a D. Angel Florez-Estrada en su taller de Torremocha del Jarama y empezamos a explicarle los miembros de la junta directiva que queríamos honrar a estas esforzadas mujeres siempre pensamos que el mejor tributo era que la mejor escultura se colocara en el punto exacto donde se gestó nuestra historia. Tenía que estar en el centro de este municipio, donde todo comenzó y debe seguir comenzando.
Si no hubiera existido esta portentosa fuente donde nos encontramos, ni ese caudal asombroso, nadie de nosotros estaría hoy, disfrutando de este momento. Poco a poco, gracias al enfoque de este escultor genial, también de otras muchas personas que fueron modelando este proyecto, a lo largo de estos largos cuatro años, hemos conseguido materializar este sueño de agua y hierro que nos mira hoy como anclado en el tiempo. No podíamos acompañar mejor a esta lavandera de Pozuelo que con los versos de una mujer querida: Doña María Martín de Rozas quien supo cantar con sencillez la ruda existencia de aquellas mujeres. Por eso hoy podéis contemplar, una figura de hierro, recia y poderosa, que dobla la espalda, sostiene una tabla para proteger sus rodillas y mira al pasado, al presente y al futuro desde una posición prominente mientras lava.
Es la lavandera que se levanta al alba, que anda horas hasta la casa de los señores del Madrid castizo, que acarrea atillos de enaguas, sábanas, corpiños, calzones… Y que vuelve rauda para aprovechar el sol, lavar rápido con el agua helada y salir de vuelta a por las pesetas que le permiten llevar un mendrugo de pan a la prole.
Es la lavandera que charla mientras se le llagan las manos, que ríe mientras sube los cántaros llenos de agua, la mujer en definitiva que gestó el pueblo que hoy apenas nadie recuerda pero que está en nosotros.
No seríamos nada, sin el lugar que nuestros pies hoy pisan. Sin el agua que por algún lugar sigue fluyendo bajo esta tierra que nos sostiene. La Poza es Pozuelo de Alarcón y Pozuelo, es sin duda la fuente de la Poza, su lavadero y sus cuatro caños, el abrevadero, la charca de los curtidos y los puentes que tan sólo viven ya en la memoria de los mayores.
Si nos paramos a pensar, la vista se nubla al contemplar el horizonte. Desde aquí, desde este inmenso lavadero ahora seco que espera el agua, se extiende un rico pueblo, un municipio que se derrama a partir de este punto que fue durante siglos ancestrales el corazón de Pozuelo.
¿Podemos olvidar entonces lo que tantos hicieron por nosotros? ¿ Podemos olvidar que en este lugar se gestó nuestra vida?
Que aquí se emparejaron nuestros abuelos, se lavó con estas aguas a los recién nacidos, se rio y se lloró, pues también aquí hubo llanto: el dolor de tantas lavanderas que no tenían otro jornal que el que les brindaba la ropa sucia.
Por eso en esta tarde del último día de septiembre, puedo y debo oír el rumor del agua. Quiero que este lugar y su esencia sea mío y sea vuestro. Muchos han sido los que han contribuido en conservar este lavadero y esta fuente.
Muchos los que a lo largo de estos años han gastado tiempo y esfuerzo para ver materializado este monumento, del cual nos sentimos orgullosos. Desde las diferentes juntas directivas de la Asociación Cultural La Poza, quienes promovieron inicialmente el proyecto: Esperanza Morón, Resurrección LLorente, Ricardo Pérez, actual presidente de la Asociación……, como los vocales Angelines Granizo, Pilar Garrido, yo misma y muy especialmente Albino Fernández, que junto con el excelentísimo concejal D. Andrés Calvo Sotelo, han llevado el grueso del trabajo en estos últimos meses. Gracias a TODOS hoy podemos ver este monumento.
También me gustaría tener un recuerdo especial a José Antonio Gómez, artista plástico de Pozuelo que con ínfinita generosidad nos orientó muchísimo cuando nos encontramos en un punto muerto y no sabíamos como encauzar el proyecto y llevarlo a cabo. No quiero tampoco dejar de recordar a los vecinos que desinteresadamente han cuidado esta fuente y la han adecentando con este hermoso jardín que podéis ver delante. Ellos más que nadie lo han mantenido vivo. Poco más puedo deciros. Simplemente pediros que volváis a reclamar este rincón indispensable.
Cuando paséis por aquí, no olvidéis de sentaros en los futuros bancos, contemplad a esta mujer lavando, leed este poema sentido y sobretodo, deteneros y cerrar los ojos, escuchad de nuevo el rumor del agua, el sonido de las hojas de los olmos, sentir el frescor de la sombra de los fresnos, oler el jabón, recrearos en el pálpito de los niños jugando, de los ancianos sentados al sol, justo aquí, donde cada uno se encuentra en el punto de partida de todo un pueblo. Tenemos el compromiso de las autoridades municipales que hoy nos acompañan Y que tanto han colaborado para hacer de este lugar un sitio renovado y hermoso. Ellos nos han permitido concluir este sueño de un monumento a las lavanderas de Pozuelo. Por nuestra parte, como vecinos, debemos de poner la mirada en esta fuente de la Poza y en este lavadero. Así volverá de nuevo, a llenarse de vida nuestra memoria y así concluiremos el trabajo que hace ya tiempo nos propusimos.
Quiero que os quedéis con esta idea: Que nadie olvide. Y nada más, vuelva a perderse.
Es nuestro deseo como vecinos y pozueleros.
Muchas gracias. 30 de septiembre 2014 18:00 h ( María Jesús Ruiz)